La ciudad ha sido marco y foco de experimentación constante para las artes contemporáneas. Desde inicios del siglo XX distintas corrientes artísticas han apostado por experimentar vínculos entre arte y vida, tendencias que han ido aumentando exponencialmente desde los años sesenta hasta la actualidad. Estas prácticas han cuestionado y ampliado los límites de las artes tradicionales, mezclándose con otras disciplinas e integrándose en la vida cotidiana, convirtiéndose en un potente campo de experimentación sociocultural y político. La experimentación de diversas formas de participación y de colaboración han sido instrumentos clave de estas prácticas artísticas para cuestionar y transformar los contextos socioculturales. El auge de estas prácticas colectivas, ha ido acompañado de un creciente interés por la reflexión acerca de las metodologías y los procesos colaborativos y de participación. Todos estos procesos han contribuido a cuestionar aspectos esenciales del sistema artístico, como el valor de la autoría, el papel del espectador, los modos de producción y de gestión, o la concepción de la idea de representación, entre otros. Estos temas, que pueden tener su reflejo en otros ámbitos, se han abordado desde las artes de una forma posiblemente más libre y experimental que la permitida en otros contextos. Experimentando prácticas participativas, entre lo lúdico y el compromiso, el arte ha anticipado y visibilizado a modo de laboratorio, conflictos, debates y transformaciones sociales de gran trasfondo para el presente. En el actual contexto neoliberal, posfordista y globalizador, este potencial crítico de las artes colaborativas y participativas está empezando a sufrir un proceso de domesticación y desactivación, que puede ser sintomático de otros ámbitos. Algunos factores han contribuido a esta situación, entre ellos: el conflictivo diálogo entre lo instituyente y la institución, que constantemente intenta apropiarse de las prácticas emergentes; así como la propia inercia que genera la visibilidad masiva de ciertas prácticas, convirtiendo en moda superficial aquello que se populariza. Considerando todos estos factores, se plantea la necesidad de repensar desde distintas enfoques artísticos, de forma reflexiva y crítica, el significado y valor que tiene hoy la participación y la colaboración en el contexto urbano.

Teresa Marín, Coord. Àgora

DOI: https://doi.org/10.6035/Kult-ur.2016.3.5

Publicado: 2016-05-29

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