La relación urbano rural es una relación históricamente desigual. A pesar del esfuerzo realizado en el desarrollo rural y de la mejora creciente de las condiciones de vida en los pueblos la brecha rural permanece y es perfectamente visible desde la condición de ciudadanía. El despoblamiento no es sino un síntoma de la falta de cohesión territorial y de desigualdad cívica. A veces, pequeñas diferencias son capaces de generar grandes distancias.
Este debate se hace especialmente patente durante el siglo XXI, en el que la cascada de crisis —gran recesión global de 2009— y la emergencia sanitaria —pandemia mundial 2019—, afectan de forma constante a nuestras sociedades y contribuyen como tales a ser un factor definitorio de la ruralidad actual y del carácter endémico que adquiere la brecha urbano-rural.
DOI: https://doi.org/10.6035/Kult-ur.2020.7.14
Publicado: 2020-12-31