Cultura, lenguaje y representación / Culture, Language and Representation
Sanmartín Sáez, Julia (2024): Análisis de la expresión metafórica en interacciones terapéuticas: la relación de pareja y el conflicto. Cultura, Lenguaje y Representación, Vol. XXXV, 181-204
ISSN 1697-7750 · E-ISSN 2340-4981
Universitat Jaume I
Análisis de la expresión metafórica en interacciones terapéuticas: la relación de pareja y el conflicto
Analysis of Metaphorical Expression in Therapeutic Interactions: Couple Relationship and Conflict
Artículo recibido el / Article received: 2024-01-27
Artículo aceptado el / Article accepted: 2024-07-17
Resumen: Esta investigación analiza las expresiones metafóricas y sus correspondientes metáforas conceptuales detectadas en un corpus de grabaciones de siete interacciones terapéuticas, en las que participan dos terapeutas y cuatro parejas. Las parejas acuden a la terapia para intentar resolver sus problemas de relación y sus conflictos familiares a través de un programa de 20 sesiones, enmarcadas en el proyecto de investigación E(f)FECTS (Emotionally FocusEd Couple Therapy in Spanish). En el estudio se pretenden determinar los tipos y recurrencias de metáforas empleadas por las distintas parejas y terapeutas en relación con sus vivencias como pareja, en referencia a uno de los miembros de la pareja o hacia la propia terapia. Se parte de la hipótesis de que la tipología de expresiones metafóricas y su profusión podría constituir un indicio del grado de conflicto en el que se encuentra la pareja.
Palabras clave: expresión metafórica, metáfora conceptual, interacción terapéutica, conflicto entre íntimos.
Abstract: This study analyses the metaphorical expressions and their corresponding conceptual metaphors used in a corpus of recordings of seven therapeutic interactions involving two therapists and four couples. The couples seek to resolve their relationship problems and family conflicts through a of 20-session program in the E(f)FECTS (Emotionally Focused Couple Therapy in Spanish) research project. The research aims to identify the types and recurrences of metaphors used by the different couples and therapists in relation to their experiences as a couple, in reference to one of the partners or to the therapy itself. The hypothesis is that the categorization of metaphorical expressions and their profusion may provide insight into the level of conflict present within the couple.
Key words: metaphorical expression, conceptual metaphor, therapeutic interaction, intimates conflict.
1. INTRODUCCIÓN. LA INTERACCIÓN DISCURSIVA EN TERAPIA DE PAREJA
En esta investigación se analizan las expresiones metafóricas detectadas en un corpus de grabaciones de terapias de pareja. Se considera la terapia de pareja como un género discursivo triádico en el que participan el terapeuta y los dos miembros de la pareja, tal y como se expone desde estudios de psicología:
El sistema terapéutico de pareja, a diferencia de la psicoterapia individual, es una tríada, donde cada actor actúa como agente de regulación de las relaciones entre los otros dos. Los sistemas triádicos comprenden procesos complejos de regulación de dinámicas de inclusión/exclusión y alianzas, actuando los miembros del sistema como mediadores ante la díada y teniendo el terapeuta un rol relevante desde esta perspectiva.
(Tapia-Villanueva y Molina, 2014: 42)
El terapeuta es que el que regula el turno interaccional como si de una entrevista libre y a dos bandas se tratara, ya que evita que los miembros de la pareja interaccionen entre ellos para no generar discusiones y crear un espacio de interacción seguro (Sanmartín, e.p.). De este modo, el terapeuta va cediendo el turno de una manera equilibrada y alternando la participación de los dos miembros de la pareja. El miembro de la pareja que no es interpelado como destinatario directo (alocutario) se convierte en destinatario indirecto (no alocutario) porque escucha el intercambio; de hecho, en términos de Kerbrat-Orecchioni (1986: 32), no es un mero intruso que está presente como receptor adicional, sino que es un destinatario previsto. Es más, resulta un destinatario previsto esencial que debe escuchar con atención el intercambio previo, aunque no sea el interpelado:
Figura 1. Esquema de entrevista libre a dos bandas: destinatarios directos e indirectos
Solo en algunos casos de conflicto entre los miembros de la pareja (M y H), a petición del terapeuta (T) o en alguna sesión específica, se modifica este tipo de intercambio:
(1) T: ¿tú se lo podrías decir a M justo lo que estabas diciendo ahora, pero díselo a ella directamente?
H: sí que cuando te he explicado cómo me siento /lo hago para que me escuches y sentirme acompañado y ayudado y no sé arropado/ sentir tu apoyo
(Málaga 2.9)
2. MARCO TEÓRICO. LAS METÁFORAS Y SU APLICACIÓN EN LA INTERACCIÓN TERAPÉUTICA
2.1. Las metáforas desde la lingüística cognitiva: las expresiones metafóricas
En este estudio partimos de los postulados presentes en textos clásicos como los de Lakoff y Johnson (1980) o, más recientemente, Gibbs (2013), sobre una concepción de la metáfora (teoría conceptual) en el marco de la lingüística cognitiva (Cuenca y Hilferty, 1999: 97-124; Ruiz de Mendoza y Galera, 2010), en la que se agrupan las expresiones metafóricas concretas a partir del dominio de partida y de llegada en esquemas de mayor abstracción (proyecciones o mapping), denominadas metáforas conceptuales. Estas permiten entender y expresar situaciones complejas a partir de conceptos más conocidos.
Las metáforas conceptuales se clasifican, según Lakoff y Johnson (1980), en orientacionales (un sistema global de conceptos se organiza en torno a otro, especialmente de carácter espacial: feliz es arriba), ontológicas (los conceptos se interpretan como sustancia y entidad, personificación o recipiente: la inflación es una entidad) y estructurales (se establecen correlaciones más sistemáticas entre dominios: una discusión es una guerra). Cabría añadir también otro tipo, la metáfora de imagen, considerada por Lakoff (1987), como una metáfora más puntual, edificada a partir del emparejamiento entre una imagen esquemática adscrita a un dominio origen y una imagen de un dominio destino.
Además, retomamos la distinción entre metáforas creativas e innovadoras frente a las más lexicalizadas, en las que la diferencia entre el sentido usual y el novedoso se diluye en favor de una simple polisemia de sentidos; por ello, algunos autores podrían cuestionar su consideración como metáforas (Chamizo 1998). Para Gelo y Mergenthaler (2012: 164), el análisis de metáforas en casos de terapia en italiano es más sencillo con metáforas no convencionales, aunque supongan un mayor esfuerzo de comprensión.
Una segunda distinción nos permitirá diferenciar metáforas transparentes, por su elevado grado de motivación, frente a las metáforas opacas (con mayor coste de procesamiento cognitivo).
Y, finalmente, esta tipología se podría complementar con la Teoría de la metáfora deliberada, postulada por Steen (2011), en la que se destaca si la metáfora es entendida como tal, mediante la proyección entre dominios, teniendo en cuenta la convencionalización de algunas metáforas y especialmente la intención del hablante (Cárcamo, 2018). De este modo, se podría diferenciar entre metáforas deliberadas y no deliberadas.
2.2. Aplicaciones de las metáforas al ámbito de la terapia
Según Rueda y Serra (2021), los estudios teóricos y empíricos por parte de psicólogos sobre la funcionalidad terapéutica de la metáfora ya se han llevado a cabo desde hace treinta años. Sin embargo, hoy en día, además, se observa un incremento de la cooperación entre psicólogos y analistas del discurso, tal y como defiende Tay (2016, 2017) o muestra, por ejemplo, el proyecto de investigación surgido en Argentina «Funcionamiento cognitivo de la metáfora en salud mental» (Rueda y Serra, 2021).
Desde este enfoque, las lingüistas, Alday y Rueda (2020: 60), abordan el empleo de las expresiones metafóricas por parte del terapeuta como recurso en las terapias cognitivo-conductuales para el tratamiento de las dificultades en los vínculos interpersonales: «[…] a partir del uso de metáforas, ayudan a los pacientes a buscar formas alternativas para pensar sobre sí mismos, sus vivencias y sus proyecciones hacia el futuro con la finalidad de controlar sus síntomas para una mejor calidad de vida (Beck en Stott et al. 2010).»
No obstante, Alday y Rueda (2020) describen tanto las metáforas empleadas por los profesionales2 con una finalidad terapéutica (caja de herramientas) como las metáforas utilizadas por los pacientes (caparazón, fluido caliente o lucha), a partir de la revisión de diferentes estudios en el marco de la teoría experiencial de la metáfora conceptual, de Lakoff y Johnson (1980). Para estas autoras, las metáforas constituyen anclajes sensoriales, ya que, si son aceptadas por parte del paciente, resultan fáciles de recordar y le posibilitan conectar con sus emociones y expresarlas (Alday y Rueda, 2020: 63).
Por otra parte, si bien algunos estudios, como el de Rebollo et al. (2010: 877), se centran en los pacientes y otros, en las estrategias de los terapeutas (Cardona y Osorio, 2015), en la actualidad se apuesta por no separar entre metáforas empleadas por el terapeuta y por los clientes (Tay, 2016: 558), y se propone la existencia de un proceso colaborativo de construcción metafórica entre ambos. Además, Tay (2016) insiste en la importancia de la metáfora como una herramienta terapéutica:
If the metaphors people use in therapy indeed reflect their conceptualisations of therapeutically relevant yet difficult-to-describe targets such as emotions and relationships, they may provide important information for therapists seeking to understand and perhaps replace these conceptualisations, as is often the case in cognitive behavioural therapy (CBT) for instance. (Tay, 2016: 560)
En la misma línea, Gelo y Mergenthaler (2012: 159) apuntan que las metáforas en psicoterapia cognitiva transmiten significativamente la relación entre cognición, emoción y conducta; y ayudan a reestructurar las conceptualizaciones profundas del cliente, ya que le permiten acceder a sus procesos conceptuales y le posibilitan entender mejor nuevos conceptos abstractos, entre otros. De este modo, adquiere una función heurística. Y, los terapeutas, por su parte, pueden modificar el lenguaje metafórico de sus clientes y mejorar sus habilidades metacognitivas.
Para todos los autores, las metáforas constituyen una estrategia útil de comunicación entre los sujetos y favorecen la comprensión; además, permiten que los pacientes den nombre a sus vivencias (Gil et al. 2016: 49).
En síntesis, la metáfora es utilizada de un modo consciente por los terapeutas como una herramienta de intervención y, además, ya se reconoce en los estudios (Tay 2016, 2017) la conveniencia de un acercamiento entre el ámbito de la psicología y de la lingüística. Sin embargo, no contamos apenas con estudios en español realizados por analistas del discurso a partir de un corpus real de intervenciones terapéuticas para solucionar los conflictos de pareja.
2.3. El conflicto comunicativo
En este estudio el conflicto comunicativo se entenderá como:
Situaciones en las que dos o más personas entran en oposición o desacuerdo porque sus posiciones, intereses, necesidades, deseos o valores son incompatibles, o son percibidos como incompatibles, donde juegan un papel muy importante las emociones y sentimientos y donde la relación entre las partes en conflicto puede salir robustecida o deteriorada en función de cómo sea el proceso de resolución del conflicto. (Iglesias, 2013: 8)
En general, en el conflicto comunicativo (frente al mero desacuerdo) se identifica al otro como responsable de la situación y se le atribuye la culpa. Desde esta misma perspectiva, Briz (e.p.: 4) señala que «no hay conflicto si no hay un efecto emocional negativo. Nos referimos a emociones como la frustración, la ansiedad, la incertidumbre, el miedo, el enojo, la ira, la culpa.»
3. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
3.1. Reconocimiento de las expresiones metafóricas
Nótese que una de las críticas realizadas a la Teoría conceptual de la metáfora es su falta de precisión en cuanto a la identificación de metáforas conceptuales (Gibbs 2013). Sin entrar en debates terminológicos sobre las diferentes teorías existentes acerca de la metáfora, partimos de un sistema de reconocimiento de las expresiones metafóricas (o incluso metonímicas) en su contexto discursivo, tal y como ya llevamos a cabo en un análisis anterior sobre las metáforas vinculadas al registro coloquial (Sanmartín, 2000). En dicho análisis, tras la revisión crítica de las aproximaciones semánticas, como la interacción de rasgos semánticos o la comparación elidida implícita (Escandell, 1993), se tuvo en cuenta también un acercamiento más pragmático, basado en las estrategias de interpretación de Searle (1971) –de reconocimiento de la interpretación figurada, cálculo de sus valores y restricción de esos valores en el contexto –; y en la Teoría de la Relevancia de Sperber y Wilson (1986).
En otras palabras, en esta investigación, como mecanismo inicial de reconocimiento se observará que las expresiones no son utilizadas con un sentido estrictamente usual (registrado en diccionario) en el marco de la terapia al surgir otro sentido distinto (etiquetado tradicionalmente como figurado), con cierta distancia semántica, al que se accede por información contexual y conocimiento compartido. Otras investigaciones de corpus ya han planteado recientemente este mecanismo para reconocer expresiones metafóricas en textos de investigación en inglés sobre oncología con diccionarios de esta lengua (Navarro 2017:169), en el marco de la metodología MIP o Metaphor Identification Procedure (Steen et al., 2010).
A continuación, comentaremos dos ejemplos concretos del corpus para poder ilustrar la metodología. Así, detectaremos expresiones metafóricas cuando la relación de pareja es descrita como entrar en ese pimpón (dominio origen, ‘juego de mesa’) por parte de la terapeuta, pero la inferencia contextual (transgresión máxima de cualidad o incongruencia) permite llegar a un sentido distinto (dominio meta, ‘lanzamiento de reproches que se devuelven con rapidez de un miembro de la pareja a otro’) en una metáfora de imagen:
(2) T: porque es verdad que cuando entráis ahí en esa- en ese- lugar del pimpón pues es mucho más difícil de de poder expresarse o de poder entender bien lo que el otro está diciendo
(Málaga 2.1)
Así, en este caso, nos encontramos con que los miembros de la pareja no juegan (en sentido estricto) al pimpón (dominio origen), sino que se lanzan palabras (dominio meta) y, de este modo, se conectan dos dominios cognitivos muy alejados: los miembros de la pareja se comunican de la misma forma que dos jugadores de pimpón se lanzan la pelota, con fuerza y de forma rápida y continua. El dominio origen de la proyección metafórica es un deporte y el dominio destino es el de la comunicación en la relación de pareja. Se trata de una metáfora no lexicalizada y transparente o motivada para el hablante.
En cambio, en un segundo caso, resulta más complejo percibir o reconocer la expresión como metafórica por su elevada lexicalización. Así, identificamos que los miembros de pareja se tratan como si fueran combatientes en guerra con expresiones como atacar, defender, acorralar o retaguardia, en la que los miembros de la pareja se convierten en enemigos en una lucha:
(3) M: pero vamos a ver la retaguardia también ¿vale?/ yo yo hoy tengo que venir a defenderme/ yo ya me tengo que defender/ porque a mí siempre se me está atacando
(Málaga 1.9)
Nótese que tanto atacar como defender son voces polisémicas que codifican diferentes sentidos ya lexicalizados en los diccionarios (como DLE o DEA), más allá de ‘actuar en combate’. En este caso, solo la selección de diferentes expresiones metafóricas del dominio origen guerra al dominio meta relación de pareja favorece considerarlas como metáforas conceptuales estructurales que permiten conceptualizar su relación como un evento bélico con los matices significativos (implicaturas) que esto conlleva (Navarro 2017: 170). Por ello, resulta más costoso reconocer estas expresiones como metafóricas.
Así pues, a pesar de que, en principio, deviene más sencillo delimitar dominios alejados y expresiones metafóricas no convencionalizadas, en este estudio se tendrán en cuenta tanto las expresiones más novedosas como las casi lexicalizadas. Igualmente, cabe matizar que algunas de estas metáforas se podrían considerar también como procesos metonímicos (Cuenca y Hilferty 1999: 114-115).
3.2. El corpus de análisis: Corpus E(f)FECTS y proyecto ESPRINT. Emoción y conflicto
En la investigación se analizan siete entrevistas de terapias de pareja con dos terapeutas diferentes (en adelante, terapias Málaga y terapias Madrid). Dichas terapias forman parte del corpus E(f)FECTS (Emotionally FocusEd Couple Therapy in Spanish), perteneciente a un Ensayo clínico (NCT04277325) (Rodríguez-González, et al. 2022), el cual tiene como objetivo validar un modelo terapéutico, centrado en las emociones y en el apego, en cinco países (México, Argentina, Guatemala, Costa Rica y España). Una parte de las grabaciones del corpus E(f)FECTS en España ha sido facilitada al proyecto de investigación ESPRINT (Estrategias pragmático-retóricas en la interacción conversacional conflictiva entre íntimos y conocidos: intensificación, atenuación y gestión interaccional). Como miembro de dicho proyecto, hemos podido acceder a las grabaciones de las entrevistas terapéuticas. Para analizar el discurso de las interacciones terapéuticas grabadas, se han tenido que transcribir las diferentes sesiones y, de este modo, facilitar el análisis lingüístico (Greco, 2011: 156). En el estudio se ha combinado el análisis de la transcripción con el visionado de la grabación.
Cada pareja que acude a terapia se reúne con el terapeuta durante 20 sesiones de una hora y media cada sesión aproximadamente. Para esta investigación, se han seleccionado siete sesiones de cuatro parejas y dos terapeutas para poder cotejar los resultados obtenidos. Se trata, pues, en cierto modo, de un estudio de caso. No se ha podido acceder a la primera sesión de Madrid (2). Las dos terapeutas son mujeres entre 30 y 50 años, y las dos parejas también se encuentran en esa franja etaria.
Tabla 2. Datos del corpus analizado: terapias de pareja
Terapeuta 1 (mujer) Pareja 1. Málaga (1) (primera y novena sesión) Pareja 2. Málaga (2) (primera y novena sesión) Terapeuta 2 (mujer) Pareja 3. Madrid (1) (primera y novena sesión) Pareja 4. Madrid (2) (séptima sesión) |
En principio, las parejas acuden a terapia porque presentan problemas de relación y desean solucionarlos; dicho de otro modo, en su relación, el conflicto –término definido en el apartado 2.3.– es una constante.
Cabe precisar que, curiosamente, los terapeutas del proyecto E(f)FECTS desarrollan una terapia (Johnson, 2008), que cuenta con 9 pasos y 3 etapas, elaborada a partir del recurso metafórico del baile del tango (Fatas, 2023):
Los pasos, como en una coreografía, se secuencian para facilitar el manejo de los desencuentros emocionales: Propone que empecemos por una primera etapa (pasos 1 a 4), donde crear una alianza terapéutica fuerte con ambos miembros de la pareja y en la que gradualmente les ayudemos a entender y desactivar su ciclo negativo, para que su vida cotidiana deje de ser un campo de minas.
Nótese que la palabra esencia de este modelo es la de emoción; justamente, ya han surgido análisis3 de las metáforas de las emociones, entendidas desde la perspectiva de su anclaje sociocultural, como el de Kövecses (2020), si bien este autor concluye que no se detectan metáforas específicas para expresar emociones.
4. ANÁLISIS DEL CORPUS. RESULTADOS
Se han analizado siete sesiones de cuatro parejas y dos terapeutas, y se han obtenido los resultados que se detallan a continuación. En los ejemplos se reconoce a los miembros de la pareja (H) hombre, (M) mujer, y a la terapeuta (T). Además, se identifica a la pareja por el lugar y con un dígito (Málaga 1, Málaga 2, Madrid 1, Madrid 2) y la sesión por un segundo dígito (Málaga 1.1. o Málaga 1.9).
4.1. Metáforas recurrentes: tipología y funciones
En la Tabla 3 se presentan las metáforas conceptuales más recurrentes referidas a la relación de pareja o a uno de sus miembros. Se han tenido en cuenta aquellas metáforas que aparecían en, al menos, dos parejas. En el cómputo de la interacción de cada sesión se ha diferenciado a los tres hablantes (M, H y T) y se han separado de esta cuantificación las expresiones utilizadas de forma exclusiva por las terapeutas en una sesión.
Tabla 3. Metáforas conceptuales sobre la pareja/miembro como dominio destino
La metáfora conceptual más recurrente en las terapias es la consideración de la relación afectiva (dominio destino) en términos espaciales de movimiento (dominio origen) como si de una trayectoria se tratara, la relación afectiva es una trayectoria espacial: la expresión metafórica de alejamiento frente a unión; así como la expresión de conexión frente a desconexión, si bien es cierto que quizá esta expresión se hubiera podido clasificar en un tipo de metáfora conceptual distinta4 (ontológica, la relación es un aparato); sin embargo, en ambos casos predomina la proyección metafórica de la distancia o proximidad. De este modo, el sentimiento amoroso abstracto se transforma en una dimensión más concreta que permite a los miembros de la pareja verbalizar su afecto o desafecto a través de expresiones metafóricas bastante lexicalizadas5. La metáfora de trayectoria (orientacional) afecta a la conceptualización de la relación de la pareja en términos de distancia: proximidad-unión (positivo) o alejamiento-desconexión (negativo) y, en el corpus analizado suele destacar la existencia del alejamiento y, por consiguiente, una conceptualización negativa de la relación, frente a una unión como un hecho del pasado o algo perseguido, pero no logrado, como se aprecia en el primer ejemplo al asociar la proximidad con el hecho de encontrarse bien:
(4) M: hay momentos en los que hemos estao un poquito bien ¿no? /a lo mejor un poquito bien más conectados/ ha surgido un momento de estrés y ha habido una situación de estrés y alguno de los dos ha dicho algo ha hecho algo que al otro le ha sentao / y hay ahí una distancia
(Málaga 1.1)
Pero también puede afectar al posicionamiento de uno de los miembros:
(5) H: pues yo me encuentro o / yo qué sé o me muevo de otra manera o me alejo o me encapsulo o me callo
(Málaga 1.1)
(6) M: cuando yo estoy triste que es cuando más lo necesito él se aleja (…)
(Málaga 2.1)
(7) H: no, no, si cuando eso pues al final me alejo o lo que sea, y pues transmito más la frustración y la rabia, ¿no? [eso sí]
(Málaga 2.9)
(8) M: pero que ahora yo también estoy separada o sea que yo tampoco lo estoy demandando o sea que // que pienso que nos estamos alejando o sea que no es culpa de- o sea
(Madrid 2.7)
Este tipo de metáfora es utilizado tanto por los dos miembros de la pareja como por las terapeutas, quienes retoman las expresiones metafóricas de la pareja y siempre añaden algún tipo de reformulación en positivo (Sanmartín e.p.), es decir, enfatizan poder acercarse:
(9) T: tan lejos/ y pasan los días y pasan los días/ lo que más necesito en el mundo es poder acercarme y poder hablarlo
M: ¡y él también lo necesita!]
T: y seguramente él lo necesite también/ pero [(( ))] estamos tan lejos tan lejos que es difícil que nos podamos acercar ¿no?
(Málaga 1.9)
O incluso reformulan las intervenciones de algún miembro de la pareja con la expresión metafórica (mucha distancia) para poder atenuar lo negativo de la afirmación precedente (no nos tocamos), una atenuación acentuada por el adverbio de probabilidad (quizá):
(10) M: pues que no nos miramos no nos tocamos/ no nos saludamos
T: mucha distancia y mucha frialdad quizás
(Málaga 1.1)
En la sesión 9 de la pareja Málaga.1 la metáfora espacial es la que ocupa la segunda posición por el elevado grado de conflicto6 que se detecta en esa sesión, en la que la metáfora bélica es la más recurrente, empleada sobre todo por M y retomada por T. De hecho, la segunda metáfora conceptual7 (estructural) más frecuente en las diferentes parejas reside en la consideración de la relación afectiva en una lucha, en la que se ataca con un arma, con golpes, se pincha o se dan cocotazos, latigazos, puñaladas o puñetazos al adversario, el otro se defiende, está en guardia o se protege con un escudo o incluso se produce una invasión o una agresión desde la retaguardia, con sus tácticas y estrategias. Nótese que unas expresiones están más convencionalizadas (en atacar o invadir ya se reconoce un sentido figurado en DEA) que otras (retaguardia), aunque también depende del diccionario (en DLE aparece ya completamente lexicalizado el sentido de ‘Aquello que se encuentra detrás’) y en DEA, no ‘Parte del ejército que cierra la marcha’):
(11) M: lo que pasa es que yo también/ he invadido mucho/ asumo mucho mucho terreno/ y lo he hablao muchas veces con otras amigas con compañeras digo es que las mujeres somos muy invasoras muchas veces y no dejamos el espacio
(Málaga 1.1.)
(12) M: pero vamos a ver la retaguardia también ¿vale?/ yo yo hoy tengo que venir a defenderme/ yo ya me tengo que defender/ porque a mí siempre se me está atacando (…)
T: y a eso/ espera un momentillo porque a eso le llamas tú los pinchazos ¿verdad M? que te enfadan tanto [¿no?]
M: [oye] es que eso son cocotazos que te están dando por detrás
(…)
M: es un arma que siempre va a llegar a alcanzarme/ es complicado porque si decide no hacerlo como ha hecho alguna vez/ eso sí es un castigo que me impone para que lo haga yo (…) ¡cada vez que me sale el genio de la lámpara después de muchos golpes en la espalda y esconder la mano!/¡siento que ser resolutiva no es la solución!/ ¡y cambio de táctica! (…)
(Málaga 1.9)
(13) H: me pongo a analizarlo y digo si es que yo/ tú no haces más que atacarme/ que no me organizo y que no no sé que
(Málaga 2.1)
En este tipo de metáfora, la terapeuta también reformula y convierte la lucha que se manifiesta en la pareja como una lucha contra un enemigo común, esto es, la dinámica que surge entre ellos para favorecer la desescalada del conflicto:
(14) M: y que ahora mismo no somos lo que éramos/ tampoco ahora mismo no somos/ estamos ahí com-/ luchando y yo creo que no habría que luchar más
(…)
T: aquí hay un enem- un enemigo que es común/ que no es lo que está haciendo M ni es lo que está haciendo H/ sino que tenemos que luchar contra una dinámica que se activa entre vosotros
(Málaga 1.9)
Otras metáforas recurrentes8 en, al menos, tres parejas, son la consideración de la relación afectiva como si fuera un color, o una cuestión deportiva. la relación es un lienzo y se colorea la realidad para ocultar el negror de esa existencia por parte de M o se busca que los dos miembros de la pareja tengan el mismo color (minion, amarillo), pero no se consigue. Se trataría de metáforas basadas en correlaciones con percepciones visuales: el color es positivo y el negro es negativo. Esta expresión metafórica es muy recurrente en Málaga1, tanto en la primera sesión (13 recurrencias) y, en menor medida, en la segunda sesión (5 recurrencias). La expresión colorear es una metáfora en cierto modo convencionalizada (en DEA, se registra como ‘Dar color o colores [1] [a algo]. Frec con un compl de o en que especifica el color. Tb fig’); en cambio, la expresión metafórica (soy de color amarillo, soy un minion) es una expresión innovadora, con gran fuerza expresiva, ya que no solo tiene un color específico, sino que el sujeto se convierte, por ello, en un minion (un muñeco de este color, que convive en un mundo habitado solo por minions) y se encuentra desubicado y marginado porque la gente de su alrededor es de otro color. Además, se podría considerar como una metáfora deliberada; y, en todos estos casos, las expresiones metafóricas permiten expresar los sentimientos de la pareja en términos más concretos:
(15) M: al principio estaba continuamente intentando colorear/ todo el día y cuanto él más se quejaba más coloreaba yo
(…)
H: ¿y por qué hay tantos colores para ti que coloreas/ y cuando tienes que ver los colores en lo que yo hago no los ves? (…) soy de color amarillo soy un minion y me tienen en un sitio en que la gente es de otra manera
(Málaga 1.1.)
La otra pareja de Málaga (Málaga.2) también alude al color negro como expresión metafórica explícita (está todo tan negro) e incluso emplea de forma recurrente la consideración de otra expresión metafórica distinta, la luz (estoy apagada), en uno de los miembros de la pareja:
(16) H: sí vamos yo creo que/ que sí es verdad que además sí/ también cuando está todo tan negro sí lo ves/ parece muy negro
(…)
M: cuando y a lo mejor yo estoy triste estoy apagada estoy depresiva él
(…)
M cuando empezamos siempre estábamos eh riéndonos ((porque como)) superbromistas y tal pero es que ahora a mí ya no me salen ni las bromas es como si estuvier- como si me hubieran apagado la luz
(Málaga 2.1.)
En segundo lugar, se concibe a la pareja como un equipo (en DEA ‘Conjunto de perss. que practican un deporte o juego y compiten unidas’ o ‘Grupo de personas organizado para una investigación o servicio determinados’) en el marco de una metáfora deportiva o laboral, curiosamente en las segundas sesiones de las parejas y siempre retomada por la terapeuta por considerarse como positiva e incluso repite las palabras de M en estilo directo como si fuera ella:
(17) M: separarme/ eso es dejar de hacer cosas en equipo y nosotros somos un equipo
(…)
T: sino que realmente en ese momento yo lo que quería era llamarte/ era quería sentir que éramos equipo que estábamos los dos en [esto ((que tú ((no estabas con el móvil)) (( ))]
(Málaga 1.9)
(18) H: y es duro es duro porque al final te desconectas un montón de la persona/ que es tu equipo y es tu compañera/ y eso es no sé es jodido
(Málaga 2.9)
(19) H: entonces simplemente por eso el término nada más y sin embargo ayer te dije jolín qué equipazo
(Madrid 1.9)
Finalmente, la consideración de la relación es un artefacto (o enchufe) que se rompe o no funciona aparece en dos parejas (Málaga 1.1. y Málaga 2.1.): se rompe, fragmenta o deja de funcionar y, por consiguiente, presenta una visión negativa de la pareja; y, como es esperable, la terapeuta insiste en la visión positiva (ha enchufado bien):
(20) H: y también para poder intentar/ fortalecer esto para que no se- no se- no se fragmente y se- y se rompa porque (…)
M: [es que no se] está intentando meter un enchufe de-de- de otra manera
T: [que siempre ha enchufado bien]
M: [bueno ¿qué pasa aquí?]
T: claro que siempre ha enchufado bien un enchufe
(Málaga 1.1.)
En definitiva, casi todas estas expresiones metafóricas, en cierto modo, ya son habituales en la lengua como sentidos figurados y, por consiguiente, se clasifican como simbólicas (lexicalizadas). Además, con independencia de la metáfora conceptual a que correspondan, son usadas por los miembros de la pareja para poder expresar y verbalizar de un modo más concreto el dominio destino, de carácter más abstracto, sus emociones; y todas ellas connotan una visión negativa de su relación afectiva, con mayor o menor grado, no solo por el dominio origen (en el caso de las metáforas bélicas), sino porque la expresión metafórica concreta siempre supone este tipo de connotación en la conceptualización de su relación de pareja: alejamiento frente a unión, enemigo frente a compañero de batallas, negro frente a color o luz, etc. En todas estas expresiones, el contexto discursivo deviene esencial para determinar el sentido último de la metáfora.
4.2. Metáforas no recurrentes: tipología
Frente a la existencia de metáforas recurrentes en dos parejas o más, se constata también el registro de metáforas conceptuales y expresiones empleadas solo por una pareja en una sesión. Estas expresiones metafóricas se encuentran menos lexicalizadas que las anteriores y suelen ser recurrentes en cada una de las sesiones de las parejas.
En Málaga 1.1, la metáfora conceptual animaliza9 a uno de sus miembros o, más concretamente, lo transforma en un caracolillo o tortuguilla (6 recurrencias), ya que se esconde cuando algo le afecta o incluso en un perro que muerde, en la que se alude de forma explícita al empleo de metáforas (sería casi la única metáfora deliberada en sentido estricto) por parte de H, en Málaga 1.9.
(21) M yo siempre se lo digo es que eres como los caracoles
T: ya un caracolito ¿ver[dad]?
M: [un] caracolillo
(Málaga 1.1)
(22) H: no sé qué metáfora buscar es como (( )) yo qué sé el el perro que tanto quieres toda tu vida y resuelta que luego te muerde la mano o algo así [no lo sé]
T: [porque] tú (( )) notas eso es como como un mordisco directamente en la mano ¿no?
(Málaga 1.9)
Otra de las metáforas conceptuales de esta pareja es la consideración de la relación como movimiento (también podría considerarse como una variante de la metáfora que contempla la pareja como trayectoria, en la que se integra la velocidad): en las expresiones metafóricas al galope (en el pasado) o a saltitos (en el presente) se refiere al ritmo de actividades y vitalidad de la pareja que decrece como algo negativo:
(23) M: estamos como trabados
T: esa es la sensa[ción ¿no?]
M: [está la sensación] mmh [de]
T: [co]- co[mo]
M: [de] trabados y yo pienso que ahora en vez de ir a galope/ pues vamos a otro ritmo ya tenemos que ir un saltito otro saltito otro saltito pues/ hay que aceptarlo te toca ir a
T: y antes de ir al galope como íbamos antes libres
(Málaga 1.1.)
En Málaga 1.9. destaca la expresión metafórica jugar con una carta nueva que no estaba en la baraja (La relación es un juego de azar), en el que un miembro actúa de un modo distinto (le grita al otro), considerado por el otro como una nueva carta, fuera de las reglas del juego (y la peor que se podía utilizar). Esta expresión metafórica se registra a lo largo de doce intervenciones: es una metáfora acuñada por H, pero T la retoma constantemente para intentar explicar que se trata de una carta que se puede justificar por el contexto. Nótese que, en definitiva, al retomar esa metáfora de la carta por parte de la terapeuta asume una función atenuadora frente a la referencia que la carta implica (un grito):
(24) H: digamos que la baraja es amplia ¿no? para utilizar una carta ¿no?/ y a lo mejor es la peor de las que [podríamos utilizar]
(…)
T: [claro por qué ((…)) por qué] elige esa [carta ¿no?]
H: [claro] que es eso esa nunca ha estao en la baraja ¿sabes? [nunca (( …))]
T: [ya] es como una carta nueva que que que no entendemos por qué está ahí ¿no?
(…)
T: porque claro al final ¿con qué se queda H? con un grito/ y no sabe de dónde viene/ es una carta de una baraja que él no entiende y normal que no la entienda porque esa M no lo entiende lo que está pasando
(Málaga 1.9)
Se constata el empleo de una elevada riqueza de heterogéneas expresiones metafóricas (metáforas ontológicas), todas ella con evidentes connotaciones negativas, en Málaga 1.9, justamente la sesión más conflictiva de las siete analizadas. Estas expresiones son utilizadas por M., para aludir tanto a su estado emocional como al de su pareja en términos más tangibles: el estado emocional del yo en su relación afectiva es un objeto físico que impide la entrada (se cierra en la relación) o la salida (ahogándome), es un objeto nocivo que se oculta (detalles que duelen/ que van quedando en la trastienda), es un elemento que carece de lo esencial (es un río sin agua); es un objeto que estalla (explota, adquiere presión como una olla exprés) o que se golpea (está pisoteada), entre otras:
(25) M: hay detalles que duelen/ que se van quedando en la trastienda y salen luego de la peor manera
(…)
(26) M: cuando yo le decía digo dios mío si yo estoy en el mismo mar que tú/ ahogándome! y ((me)) vienen las mismas olas que a ti10
(Málaga 1.9)
También en Málaga 2.1 se aprecia una diversidad de expresiones metafóricas (de una o dos recurrencias), también con connotaciones negativas, expresadas generalmente por M, quien considera que los sentimientos frustrantes se convierten en objetos que se guardan en cajones11 y saltan por los aires, la relación es un caos (un salvarse quien pueda), como en una montaña rusa, etc.
(27) M: él cree que es una racha que esto va a pasar que va a pasar que va a pasar que va a pasar y yo soy todo lo contrario yo pienso que eso va acumulando un cajón un cajón un cajón y que/ al final pues- pues pasa que el día que estamos más cansados o lo que sea pues sale- salta- todo por los aires
(Málaga 2.1)
En Málaga 2.9 se repiten algunas de estas metáforas de recipiente, en la que uno de los miembros, considera que tiene cosas dentro, se descarga de cosas, escupe eso, o, sobre todo, es un espacio o conducto que deja salir o no los sentimientos y emociones:
(28) M: yo siento que al/ decir tantas cosas que a lo mejor que yo tenía dentro
(…)
M: a ver a mí me gusta que se abra o sea me gusta que abra y que cuente qué es lo que está sintiendo
(Málaga 2.9)
En Madrid 1.1 apenas aparecen expresiones metafóricas referidas a la relación de pareja. Tan solo surgen escasas expresiones en relación con uno de los miembros como metáfora entidad y de recipiente (me quemo, soy un basurero):
(29) H: soy [un basurero]
T: [qué sensación más fea]
(Madrid 1.1)
En cambio, en Madrid 2.7 surge una metáfora no lexicalizada e innovadora, en cierto modo atenuadora, para evitar referirse directamente a las relaciones sexuales, consideradas como juego: con la expresión ir pasando pantallas, nivel superior, nivel, intermedio, pantalla diez:
(30) M: pues es lo que tú dices o sea yo necesito (( )) puede que sea un tostón pero es que lo necesito para llegar a (( )) y para- y para el día a día (( )) obviamente / pff con los niños los trabajos y no sé qué hay muchos días / ((RISAS)) que no se llegará al- al nivel superior pero es que hay muchos niveles intermedios que nos hemos perdido
(Madrid 2.7)
Y una metáfora más lexicalizada asocia las relaciones de afecto (ternura) con el calor y el frío, si bien es un tipo de expresión metafórica emitida en primer lugar y preferentemente por la terapeuta (T), con sufijación afectiva -ito, y solo después retomada por H y M:
(31) T: más cómodo pero entiendo que// en ese punto del calorcito igualmente insatisfactorio
M: claro por eso que prefiero otro más cómodo y más calentito por eso ((RISAS))]
(Madrid 2.7)
Y, en sintonía con la ternura también surgen las expresiones metafóricas de ser un cactus o ser (o no ser) un osito de peluche:
(32) M: claro / entonces somos los dos un cactus en vez dee- [claro]-
T: [((RISAS))]/ qué imagen [((RISAS))]
M: [((RISAS))
T: no pero sí claro tiene todo el sentido ¿no? estoy esperando [algo que no] llega / y hay una partee de tristeza y también otra como de defensa ¿no? me vuelvo un cactus si no lo pido sino me choco contra el muro parece que duele un poquito menos pero me- me sigue faltando
(Madrid 2.7)
4.3. Parejas y uso de la metáfora
La función de las metáforas, como se ha indicado en la exposición teórica, responde a un recurso tanto por parte del terapeuta como por los miembros de la pareja. A estos les resulta más sencillo formular sus emociones y sentimientos, de carácter más abstracto, a través de metáforas adscritas a dominios más concreto, tal y como los propios miembros de la pareja reconocen y se muestra en el ejemplo anterior (22).
Véase cómo la expresión metafórica usada en ese mismo ejemplo denota una emoción negativa intensa al considerar el marido a la mujer como un perro que te muerde, frente a la expresión metafórica (metonímica) anterior de (21), en la que ella lo describe a él como un caracolillo que se esconde, con adición del sufijo diminutivo de carácter afectivo.
Por ello, aunque estas sesiones forman parte de la etapa primera del proceso terapéutico en la que se crea una alianza entre la pareja y el terapeuta y en la que de forma gradual se les hace reconocer cómo se produce su ciclo negativo (convertido en el enemigo común) y, de ese modo, poder desactivarlo (desescalada), dicho proceso no siempre responde a una evolución lineal. Por ello, en la pareja de Málaga 1, la novena sesión es mucho más conflictiva que la primera por un suceso acontecido días antes.
Por otro lado, las parejas de Málaga emplean mayor variedad de expresiones metafóricas que la pareja de Madrid 1; y, además, también muestran mayor recurrencia en los usos metafóricos. Por ello, la terapeuta de Málaga también hace uso de más metáforas al reformularlas. En el caso de Madrid 2 surgen numerosas expresiones y recurrencias si se tiene presente que solo se ha podido analizar una sesión:
Tabla 4. Recurrencias metafóricas en parejas y sesiones
Málaga 1: 113 recurrencias (Málaga 1.1: 74 + Málaga 1.9: 65) |
Málaga 2: 105 recurrencias (Málaga 2.1.: 88 + Málaga 2.9: 37) |
Madrid 1: 22 recurrencias (Madrid 1.1: 15 + Madrid 2.9: 7) |
Madrid 2: 46 recurrencias |
Por último, se aprecia, como se puede comprobar en la Tabla 3, que las parejas solo coinciden en sus dos sesiones en el uso de metáforas de carácter recurrente (de trayectoria, bélica y deportiva).
4.4. Metáforas y terapeutas: usos y aplicaciones
En este apartado se incluyen las metáforas iniciadas o empleadas sobre todo por los terapeutas. Se detectan numerosas metáforas en relación con la propia terapia. Se alude a las emociones como sentimientos que permanecen en el interior del individuo y deben verbalizarse, esto es, salir, como si de una metáfora ontológica de recipiente se tratara (ser humano es el recipiente de sus emociones, que, a su vez, se convierten en sustancias físicas), si bien en Málaga 2.9 también aparece esta misma expresión en relación con uno de sus miembros:
(33) T: [¿qué] pasó dentro de ti cuando tú lo [leíste?]
(34) T: y y este es el camino que podáis hablar de eso que pasa dentro de [vosotros]
(35) T: [pero] ahora lo estás haciendo diferente y estás expresando todo eso que hay dentro de ti y está bien que lo puedas expresar
(36) M: [no no] es que yo hoy tenía una necesidad tremenda de venir aquí/ porque (( )) ya tenía que sacarlo
T: exacto y está bien que lo puedas sacar
(Málaga 1.9)
Otra de las metáforas heurísticas más interesantes empleadas por las terapeutas es la consideración de la actuación de pareja en la terapia como si fuera un pimpón (13 recurrencias):
(37) T: ya que en esos momentos en los que entráis en ese pim pam/ ¿verdad? en ese pimpón (…) porque es verdad que cuando entráis ahí en esa- en ese- lugar del pimpón pues es mucho más difícil de/ de poder expresarse o de poder entender bien lo que el otro está diciendo
(Málaga 2.1)
O incluso como un juego de ajedrez con jaque mate y con un perder la partida por parte de uno de los jugadores:
(38) T: esa es una sensación [de pierdo] jaque mate [¿no? da igual por donde] vaya
H:si digo algo porque lo he dicho si no lo digo porque no lo he digo
T: he perdido
(Madrid 2.1)
La consideración de la relación como una trayectoria espacial también es expresado de forma explícita por las terapeutas, quienes pueden llegar a apuntar la necesidad de cambiar de lugar (metáfora orientacional), metáfora compartida por las dos terapeutas:
(39) T: y es un poco lo que tenemos que ir viendo lo que tenemos que ir trabajando ¿no? de que podáis entender o podéis hablar desde otro lugar/ desde otro lugar/ donde sea más fácil que el otro pueda entender realmente lo que necesitáis lo que queréis
(Málaga 2.1)
(40) H: a lo mejor dos formas distintas de afrontar una misma situación que nos hacía desconectarnos mucho
T: ya y bueno y tiene sentido porque por lo que estás diciendo ahora que has paseado un poquito cerca de ese sitio, ¿no? de ese sitio que no quieres ir y cuesta, ¿verdad? que pase
(41) T: él va a algún lugar en ese momento en el que empieza a hablar de cómo se siente que que no es agradable escuchar, ¿no?
(Málaga 2.9)
Y la terapia como una forma de relacionarse nueva, como un camino que la pareja debe seguir (esta metáfora estaba presente en la primera sesión de la pareja, emitida por sus miembros):
(42) T: y y este es el camino que podáis hablar de eso que pasa dentro de [vosotros]
(Málaga 1.9)
(43) T: ¿no? y es lo que decías en la última sesión de es triste porque pff s- s- que si seguimos por este camino mmh // acabamos en puntoos distintos / en lugares distintos ¿no?/ [es]to no nos va a llevar a seguir unidos ¿es- es un poco así?
(Madrid 2.7)
Y, en el caso de Madrid 1.1, la terapeuta solo reformula la sensación de H de ser un recipiente en el que se almacenan cargas (elementos negativos) y, finalmente, explota:
(44) T: me he llenado de tanto negativo
H: ajá
T: que exploto
H: eso es
(…)
T: [ahí explotas] entonces todo- todo el silencio anterior se convierte en palabras entiendo
(Madrid 1.1)
En la sesión Madrid 1.9, la terapeuta emplea diferentes expresiones metafóricas para referirse al proceso de la terapia: así, se convierte en sudar la camiseta, bailar, remover, hilar, brotar una semilla, se venden ideas o seguir un mapa, y en el caso del baile se alude como una metáfora deliberada (es un símil):
(45) T: siempre es cosa de dos ¿no? pero para mí ese es un poco como el objetivo y el mapa yo siempre digo yo tengo un mapa/ de hasta dónde tengo que llegar
(Madrid 1.9)
(46) T: emh Sue Johnson utiliza un montón de símiles del baile/ en esta terapia porque ella es bailarina de tango (…)[((RISAS))] pero para ella se habla mucho de que las/ las parejas entramos en conflicto o nos desintonizamos o el malestar empieza/ cuando de pronto uno siente/ que se ha quedado bailando solo ¿no? / y- y a esa sensación como de equipo es a la que yo voy ¿no?/ estamos los dos aquí en algo/ buscando hacer algo juntos como podría ser un baile por ejemplo ¿no?/ y de pronto siento que tú llevas otro ritmo o que estás bailando otra música o que me giro y ya no te veo o que yo qué sé/ eh mmh las sensaciones íntimas son un poco distintas pero a- al final/ es que de pronto me encuentro bailando solo/ algo que se suponía que estábamos bailando en pareja
(Madrid 1.9)
E incluso utiliza esa expresión metafórica deliberada (el baile) para referirse a la relación de pareja:
(47) T: te oigo M bueno para mí el baile mmh yo creo que es un poco metáfora de vuestra relación ¿no? porque/ expresáis más o menos lo mismo/ con el baile que que que en todo lo demás ¿no?
(Madrid 1.9)
Y en Madrid 2.7 también se emplean numerosas expresiones metafóricas, como bajar los brazos (la orientación descendente es rendición), chocar contra un muro, (la situación es un obstáculo) como si fueran reformulaciones del decir de M, y poner el listón alto (la relación es una competición) o ser un reto (la relación es un juego) en relación con H. Sería necesario contextualizar cada una de estas expresiones en su correspondiente interacción discursiva para poder precisar mejor todos sus valores y matices.
Tabla 5. Expresiones metafóricas de las terapeutas
5. CONCLUSIONES
Del análisis se deriva que las expresiones metafóricas son un recurso importante para que los miembros de la pareja verbalicen el conflicto y constituyen una estrategia esencial para los terapeutas en su proceso de reformulación, ya que retoman estas mismas expresiones para intentar desescalar ese conflicto: generan una mejor comprensión, ya que se identifica lo que sucede, se genera seguridad, necesaria para ser capaces de empatizar. Desde esta perspectiva, se constata que hay parejas que utilizan menos este recurso (como Madrid. 1) que otras y parece que las mujeres emplean más este recurso que sus respectivas parejas, si bien este es un dato que debería ser objeto de un estudio posterior: los estilos discursivos vinculados a modalidades lingüísticas geolectales o al sexo de los hablantes. Se podría valorar en futuras investigaciones que cuantas más expresiones metafóricas emplee una pareja, quizá mayor avance existiría en la expresión de sus emociones.
También se ha registrado la existencia de unas metáforas más convencionales y generales, como son las espaciales de trayectoria o las bélicas (orientacionales y estructurales) –son las dos más recurrentes en diferentes parejas–, y las de color (percepción física), las de equipo deportivo o las de artefacto (entidad), que no poseen tanta frecuencia de aparición. Si surge una metáfora bélica de un modo reiterado es una señal de escalada del conflicto, frente a la consideración de la pareja como un equipo, por ejemplo, que supondría todo lo contrario.
En cambio, en las otras tres metáforas convencionales cabe tener en cuenta la expresión metafórica concreta en el contexto de la sesión. De este modo, se ha concluido que casi todas las expresiones presentan connotaciones negativas en cuanto a la conceptualización de la pareja: alejarse (trayectoria) frente a acercarse, apagarse (luz) frente a encenderse, o romperse (entidad), tanto en la primera como en la novena sesión. Cabría comprobar qué sucede con las expresiones metafóricas cuando finaliza la terapia y se logran nuevos ciclos y un apego seguro.
En las terapias se emplean, en menor medida, otras metáforas no convencionales, específicas y más creativas, pero, como era esperable, solo son usadas por una pareja y en una sesión, ya que responden a la formulación individual. En general, parecen más deliberadas por el coste de procesamiento cognitivo, pero ganan en fuerza argumentativa: jugar con una carta que no estaba en la baraja, pasar de pantalla o ser uno de los miembros un caracolillo. Todas ellas resultan motivadas y transparentes en su correspondiente contexto y parecen atenuadoras de una realidad que se desea ocultar (un grito, una relación sexual o alguien que se esconde, respectivamente), y añaden, sin duda, cierto humor y afecto, sobre todo en las dos últimas. En definitiva, permiten entender mejor una situación que era objeto de conflicto.
Por su parte, las dos terapeutas recurren constantemente a la repetición y reformulación (en positivo) de las metáforas emitidas por las parejas con la adición o modificación de algún componente para incidir en la desescalada (necesidad de acercarse o el enemigo en la lucha es la dinámica y no el otro miembro de la pareja), en la línea de construcción metafórica compartida de Tay (2016). Por ello, si la pareja emplea metáforas, como sucede con las de Málaga, su terapeuta también utiliza este recurso con una finalidad atenuadora y meliorativa. Y, además, elaboran algunas metáforas más creativas, específicas y categorizadoras para referirse a una pareja (pimpón o jaque mate) o menos innovadoras, como el proceso terapéutico como un lugar o camino, la terapia como un recipiente del que se sacan cosas, que sirven para entender mejor la dinámica de la intervención terapéutica.
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Notas
1 Este trabajo se inscribe en el marco del proyecto ESPRINT, «Estrategias pragmático-retóricas en la interacción conversacional conflictiva entre íntimos y conocidos: intensificación, atenuación y gestión interaccional» (ref. PID2020-114805GB-I00), del Ministerio de Ciencia e Innovación; y de la «Red Temática sobre comunicación conflictiva y mediación: interacción, vínculos relacionales y cohesión social» (CoCoMInt), financiada por la ayuda RED2022-134123-T de la convocatoria «Redes de Investigación 2022», MCIN/AEI /10.13039/501100011033. Agradezco al profesor Martiño Rodríguez-González (Universidad de Navarra) la revisión de este artículo desde la perspectiva del terapeuta. [Volver]
2 En un trabajo posterior, Rueda y Serra (2021) citan tres dominios cognitivos como productivos para involucrar a los sujetos en su tratamiento terapéutico: el del viaje, el del partido de fútbol y el del río. [Volver]
3 O incluso sobre neologismos del afecto en psicología de pareja (Marimón y Sánchez, 2022). [Volver]
4 La complejidad de la relación entre expresiones metafóricas y su adscripción a diferentes metáforas es evidente; así, se alude a las metáforas mixtas cuando se dan de un modo simultáneo en una expresión metafórica distintos tipos de metáforas (estructural-ontológica) (Meza 2010: 100), y con el término cadena metafórica se define la interacción de dos o más metáforas: una de las metáforas se inserta en la estructura fuente-meta de una segunda metáfora, o dos dominios fuente se hacen corresponder con el mismo dominio meta. (Ruiz de Mendoza y Galera, 2010: 107). [Volver]
5 Así, en DLE (2014) se refiere de forma explícita a su uso en sentido figurado: “lejos como: A gran distancia, en lugar o tiempo distante o remoto. U. t. en sent. fig. Está muy lejos de mi ánimo”; aunque en cerca no aparece la referencia: “Próxima o inmediatamente en el espacio o en el tiempo.” En cambio, en DEA los dos son considerados en su opción figurada cerca: A corta distancia. Tb fig. lejos: A gran distancia. Tb fig. [Volver]
6 El conflicto se aprecia en el empleo de expresiones que denotan enfado: «H: ¿lo que quería de no sé qué y no sé cuántos y porfi? una mierda pinchada en un palo.» [Volver]
7 Otra expresión metafórica de esta pareja es la de pinchar (con 5 recurrencias), emparentada en cierto modo con la metáfora bélica, con un sentido ya lexicalizado en el diccionario «Provocar [a alguien] con palabras o acciones» (DEA), considerado como coloquial. [Volver]
8 Se ha dejado para otro análisis las expresiones que conectan la relación de pareja como un estado de salud (encontrarse o estar mal o mal, doler, etc.), muy recurrente en 1.9, con una elevada lexicalización. [Volver]
9 Cabe anotar que en el desarrollo de algunas de estas metáforas animales hay una focalización en alguna parte prominente del animal que se toma por el todo (en el caso del caracol, el caparazón; o en el perro, su fidelidad), por lo que también podrían identificarse como metonimias. Y, en el caso concreto de (21) aparece en sentido estricto como símil o comparación en la primera intervención. [Volver]
10 En este ejemplo se percibe una metáfora conceptual estructural: la relación de pareja es una navegación: la pareja se encuentra en el mismo mar (la situación de pareja es un mar), con las mismas olas (las olas son los problemas) y se pueden ahogar (ahogarse es no superar los problemas). [Volver]
11 Tanto en Málaga 1 como en Málaga 2 se constata que los sentimientos negativos no verbalizados se convierten en objetos que se esconden (se almacenan en la trastienda, se guardan en cajones) y, finalmente, acaban saliendo a la luz con las consiguientes repercusiones negativas para la relación de pareja. [Volver]